Todas las personas del mundo tienen derecho a un medio ambiente saludable y, por tanto, sostenible. La Asamblea General de las Naciones Unidas da un paso más para contrarrestar lo que ha denominado “el alarmante declive de la naturaleza” al declarar, a través de una resolución con 161 votos a favor y 8 abstenciones, que el acceso a un medio ambiente limpio, sano y sostenible es un derecho universal y que, por tanto, “los estados, las organizaciones internacionales y las empresas han de intensificar sus esfuerzos para garantizarlo”.
Pese a no tener carácter vinculante a nivel jurídico, la decisión, tal y como apuntó el secretario general de la ONU, António Guterres, “ayudará a los estados a acelerar el cumplimiento de sus obligaciones y compromisos en materia de medio ambiente y derechos humanos”. En este sentido, añadió a través de un comunicado, se trata de un paso más en la reducción de las injusticias medioambientales y en el empoderamiento de las personas que se encuentran en situaciones vulnerables, “como los defensores de los derechos humanos medioambientales, los niños, los jóvenes, las mujeres y los pueblos indígenas”.
Triple crisis planetaria
El acuerdo llega en el momento en que el planeta enfrenta lo que la directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen, define como “triple crisis planetaria”, es decir, la crisis del cambio climático, la crisis de la pérdida de naturaleza y biodiversidad y la crisis de la contaminación y los residuos. Una situación, coinciden los expertos internacionales, que pone en riesgo el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) incluidos en la Agenda 2030.
Ante esta realidad, Andersen, optimista, subrayó que esta resolución tiene “el mismo potencial de hacer historia” que el decreto de 2010 por el que se reconocía el derecho al saneamiento y el agua potable y que, recordó, “impulsó a los países de todo el mundo a añadir protecciones al agua potable en sus constituciones”. «La resolución promoverá la acción ambiental y proporcionará las garantías necesarias a las personas de todo el mundo para defender su derecho a respirar aire limpio y acceder a entornos no tóxicos donde puedan vivir, trabajar, estudiar y jugar”, concluyó la directora ejecutiva del PNUMA.
El papel de las empresas
A través de la gestión sostenible del agua y de la reducción de emisiones, las empresas pueden contribuir a mitigar el cambio climático. Así lo señala el Pacto Mundial de Naciones Unidas en su publicación Empresas y derechos humanos: acciones y casos de éxito en el marco de la Agenda 2030, donde recoge una serie de acciones que, dice, “pueden llevar a cabo las empresas para respetar el derecho a un medio ambiente sano”:
- Implementar políticas y prácticas empresariales que eviten la contaminación y sobreexplotación de los ecosistemas.
- Adoptar criterios de economía circular para la reducción y reutilización de plásticos o envases.
- Elaborar planes de actuación contra el cambio climático en línea con el Acuerdo de París.
- Fomentar la movilidad sostenible para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el transporte.